24/12/18

Cuentos que son Verdad: Navidad Sin Estrellas


Como es costumbre en esta época me gusta escribir un cuento navideño, pero en esta oportunidad ese cuento se tornó en reflexión, aprendizaje, consejo, lectura, ya que, lo quise enlazar con un acontecimiento real que tuvo lugar el 23 de Diciembre de 2017. Una fecha que hasta ese entonces antecedía a la más bella y significativa fiesta, pero que le dio un giro en todos los sentidos. Espero que sea grato ante sus ojos.    
Navidad Sin Estrellas

Transcurría un día sábado, cuyo calendario señalaba un 23 de diciembre y el reloj marcaba las 9:00 pm, cuando una chica se le ocurre salir de la casa y por instinto mirar hacia el cielo, sin pensar lo que sucedería después.
Mayor sorpresa se llevó, cuando vio que el cielo estaba despejado de nubes pero con una gran cantidad de estrellas y entre tantas, había una de gran tamaño, que alumbraba más que las demás.
De repente la estrella más brillante empezó a titilar. Inmediatamente todas a su alrededor empezaron como en cadena a hacer lo mismo.
Tal era la fuerza, que empezaron a caer del cielo las más pequeñas. 
La chica pensó que era su imaginación y enseguida llamó a su hermana para que viera el cielo y le dijera que estaba sucediendo.
Dándose cuenta por las palabras de su hermana que si estaba sucediendo lo que sus ojos estaban viendo.
Así pasaron algunos minutos y aunque la chica inició una agradable platica con su hermana, nunca apartó su mirada del cielo.
Pero a medida que el tiempo avanzaba y viendo caer cantidades de estrellas, de repente comenzó inexplicablemente un extraño y fuerte dolor en su corazón.
Parecía que cada caída de las estrella era un golpe intenso en su corazón. 
Mientras más estrellas descendían, el dolor se intensificaba.
Esto hizo que entrará a la casa en silencio, sin decir lo que estaba sintiendo en su corazón y sentándose en un sofá le dijo a su hermana que se retiraría a dormir.
Como pudo se levantó y se fue a su habitación, pensando que el dolor desaparecería al estar ahí.
Ya en la soledad de su habitación no podía apartar de su mente lo que había visto en las estrellas, buscando el nexo de ese dolor que se había alojado en su corazón y que estaba invadiendo todo su cuerpo, a tal grado de paralizarla, reaccionado solo al impulso de volcar hasta mas no poder todo lo que estaba en su estómago y aun así el dolor no la abandonaba.
Al punto que se mezclaba las lágrimas con los gritos en silencio para que su hermana no se enterará lo que estaba sintiendo.
Así paso el resto de la noche, la noche más larga que había podido vivir (sufrir) hasta ese entonces. 
Al siguiente día, como pudo se levantó de la cama, queriendo aparentar que todo estaba bien. 
Sin embargo cada vez que su hermana no estaba ceca, se retorcía del dolor, las piernas le temblaban, un sudor frio recorría su cuerpo, un frio inmenso estaba recorriendo todo el cuerpo y se aumentaba en el corazón, como cuando se coloca un gran trozo de hielo en la piel y este ha tenido un tiempo extenso.
No pudiendo sostenerse decidió postrase en cama. Qué estaba sucediendo, era la pregunta que no se apartaba de su mente.
Así pasaron algunos días y cuando pensaba que el dolor había cesado, inconscientemente volvía a mirar a las estrellas y el dolor regresaba de la misma manera como ese 23 de diciembre.
Experiencia que se repitió dos o tres veces más durante el transcurso de ese mes, viviendo la peor parte el 31 de diciembre, donde no hubo inyección ni medicina que calmara el más raro de los dolores, donde solo los pensamientos más cobardes pueden asomarse y la razón abandona toda posibilidad ante la desesperanza que se sostiene, al escuchar la voz del dolor que dice: El Único que te Puede Librar no tiene la intención de hacerlo, aunando un peso más al cansancio. Logrando fatigar tu alma hasta sentir que no puedes soportar más.

Hace, un año exactamente después de eso y aun en búsqueda de respuesta a lo sucedido, solo puedo compartir lo que hasta este día he concluido.
Primero: Las navidades no pueden traducirse en felicidad, ya que, no tienen en si misma finales ni comienzos felices y así lo vemos cuando indagamos como comenzó la navidad.
Segundo: La navidad para todos no son iguales, en muchas casas no hay comida, risas, ni alegrías, sino llantos de dolor, espera de que pasen los pesares, deseos de no estar sufriendo lo que está sucediendo y estos en ocasiones experimentados en la soledad y en lo más oscuro de una habitación.
Tercero: Hay muchas personas que el corazón se le está congelando por tanta indiferencia, centrándose solo en lo de ellos, alimentando el egocentrismo y el egoísmo, sin elevar siquiera una mirada al cielo, temiendo ver a las estrellas caer, pensando que si no lo hacen no van a sufrir, ya que, aluden que solo importa como “me siento yo” y no los demás, en lugar de ver hacia el cielo y aunque las estrellas estén cayendo, pedir por todos los que padecen.
Cuarto: Las estrellas siempre han sido protagonistas en grandes sucesos, como en los tiempos del nacimiento de Jesucristo, teniendo un mensaje y una ruta que solo para los que lograron verla pudieron trazar y entender, así que, aun hay algo más por aprender.
Quinto: Despojarse de todo lo equivocado respecto a la navidad es necesario, ya que, más que época para compartir en familia es época para aportar bienestar y ayuda a los demás sin importar raza, color, clase, religión, y no se necesita de grandes esfuerzos sino de disposición, hasta una palabra oportuna y de ánimo es bien recibida en tiempos difíciles.
Sexto: Agradecer, imitar y expresar admiración por aquellos, que aun en situaciones de enfermedad extrema mantienen calma e inyectan ganas de luchar a los que se ahogan en pequeñeces.
Por eso, a mi parecer, todas las estrellas que cayeron esa noche se debió al estremecimiento por los aplausos que se vivieron en lo alto,  por vuestra valentía y esfuerzo, manteniendo siempre su mirada en Dios, sabiendo que su luz siempre los guiara y que pueden caer todas las estrellas que existan pero el que te Sostiene tiene el Poder de hacer cada día nuevas Estrellas para Ustedes….y aunque no sé si sea conveniente decir en este momento FELIZ NAVIDAD, espero que cuando lo lean puedan entender que lo que estoy tratando de decir es que CADA DÎA TENGAS UN NUEVO NACIMIENTO!
Que no están solos viviendo Una Navidad Sin Estrellas, que así como Ustedes también hay otros que en este momento lo están viviendo, mientras otros que lo han vivido, los pueden entender. 
Por eso cada vez que veas las estrellas piensa que su titilar es la manera de recordarle a tu corazón que aun estas vivo, y que así como ellas permanecen alumbrando para no caer, así también está tu vida y aún le queda mucha luz para resplandecer.

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