Los
afanes de la vida siempre quieren ocupar nuestro tiempo. Cada día viene
lleno de agobios, que nos hace olvidar lo importante que es el agradecimiento,
solo vemos oscuridad, sentimos preocupación e incluso miedo por los
acontecimientos que nos rodean.
Leemos las noticias mundiales y sentimos que el único aliento de vida está por
escabullirse de nosotros.
Llega la noche, y si logramos dormir lo hacemos por el cansancio y es tanto,
que nos vence y no tenemos animo ni fuerza para agradecer a Dios de poder
descansar aunque sea unas horas.
Nos levantamos una vez más y nos recibe nuevamente el afán, quizás
estamos tan acostumbrado a esto, que nos abandonamos en sus brazos sin
poner ninguna resistencia.
Qué
es esto, qué estamos viviendo, por qué hemos aceptado que el afán se apodere
cada día de nosotros, hasta cuándo seguiremos así?
Leo estas líneas y recuerdo: Lucas
12:22-34
25 Por tanto os digo: No
os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por
vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el
cuerpo más que el vestido?
26 Mirad las aves del cielo, que no
siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las
alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?
27 ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho
que se afane, añadir a su estatura un codo?
28 Y por el vestido, ¿por qué os afanáis?
Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan;
29 pero os digo, que ni aun Salomón con
toda su gloria se vistió así como uno de ellos.
30 Y si la hierba del campo que hoy es, y
mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros,
hombres de poca fe?
31 No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué
comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?
32 Porque los gentiles buscan todas estas
cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas
cosas.
34 Así que, no os afanéis por el día de
mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.
Y no me queda otra cosa que decir:
Gracias
Dios porque en medio del miedo, el dolor, elafán, he visto y he sentido que
valgo mucho para ti, y que si no fuera por ti y tus fuerzas, no me podría
levantar cada día en medio del afán y seguir adelante.
Gracias
porque tu misericordia y tu perdón están para mí.
Gracias
por entenderme y en lugar de señalarme me miras con ojos de amor.
Gracias,
Infinitas Gracias Dios, porque eres y serás la razón de mí existir,
es lo que siempre concluiré en cada paso lleno de oscuridad.
Gracias!
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