Hay motivos por el cual nos sentimos
tan agradecidos para con Dios que en nuestro lenguaje no encontramos las palabras
adecuadas para manifestarlo y que sea además comprendido la magnitud de nuestro
agradecimiento y optamos por colocar un valor o expresión numérica. En este
sentir escribo mi agradecimiento:
Un Millón de Gracias por todas las lágrimas
(de tristeza y de dolor) que he derramado hasta este día, porque me han permitido sentirte en la cercanía y en
la lejanía de mis tiempos.
Un Millón de Gracias por todos los
inconvenientes y desaciertos que se me han presentado en mí andar, porque me han permitido reflexionar, cambiar y avanzar.
Un Millón de Gracias por los seres queridos que ya no están, porque me has permitido conocerlos,
disfrutarlos y recordar.
Un Millón de Gracias por los días que
no volverán, porque con ellos me has fortalecido y corregido hasta madurar.
Un Millón de Gracias por lo malo que aun
pueda pasar, si estoy contigo el
sufrimiento no perdurará.
Un Millón de Gracias por las noches que permanecieron
en oscuridad porque tu reflejo me alumbró y no me hizo desesperar.
Un Millón de Gracias por los momentos
de soledad, porque son ellos los que me llevan a dónde tú estás.
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